
El ábaco está normalmente construido en madera
y se puede elaborar en cualquier tamaño. Las partes que forman el ábaco son:
el travesaño horizontal que separa el marco interior en dos
secciones, conocidas como la cubierta superior y la cubierta
inferior. El marco del ábaco está formado por una serie
de barras verticales o varillas por las que se deslizan las bolas
libremente.
Como decíamos
anteriormente cada cuenta de la cubierta superior tiene un valor de 5, y cada
cuenta de la cubierta inferior tiene un valor de 1. Se considera que se ha
contado una cuenta cuando las bolas son movidas hacia el travesaño que separa
las dos cubiertas.
¿Cómo se usa el ábaco?
Ya hemos dicho
anteriormente que el ábaco está compuesto por una serie de
varillas en las que se insertan una serie de
cuentas (A las que hemos llamado bolas) y que pueden deslizarse libremente por
esta. Esto representa un número del 0 al 9.
La primera
hilera de la derecha hace referencia a las unidades, la segunda a las decenas,
la tercera a las centenas y así sucesivamente. Cada una de estas hileras está
dividida en dos mitades:
La mitad inferior está formada por cinco
cuentas o bolas, y cada vez que una de ellas se desplaza hacia la
división central se representa una unidad.
La mitad superior tan sólo tiene dos cuentas o
bolas, y cada vez que una de ellas es desplazada hacia la división central
quedan representadas cinco unidades.
Tipos de Ábacos
El Ábaco Chino, O Suan-Pan
Es un tipo de ábaco revelado por primera vez en un libro de
la Dinastía Han (206 a.C -220 d.C) y está constituido por cuentas toroidales en
más de 7 hileras: 2 cuentas en cada fila superior y 5 en la parte inferior.
Está fabricado en madera de bambú, mide aproximadamente 20 cm de largo y su
ancho puede ser variable. Se lleva usando desde hace más de mil años.
El Ábaco Japonés, O Soroban
A pesar de tener su origen en el siglo XVI, se trata de un
instrumento de cuentas aritméticas que en la actualidad se sigue utilizando en
las escuelas de Japón. Sus hileras poseen una disposición de 1-4 y está pensado
para todas las edades; desde niños de 6 años para mejorar el cálculo numérico,
hasta personas dedicadas a los negocios (contables o comerciantes), y como utensilio
para mejorar la mente en personas de edad avanzada. Está considerado uno de los
ábacos más evolucionados del mundo por su facilidad de uso y rapidez en los
cálculos.
Ventajas del Ábaco
El ábaco es útil para resolver
cualquier problema aritmético por muy simple
que sea y para utilizarlo necesitamos usar dos de nuestras facultades: El
cálculo y la memoria.
¿Por qué se ejercita el cálculo mental y la
memoria? Es sencillo, cuando sumamos uno y dos; es decir, para sumar primero
tenemos que retener el número uno en nuestra mente, después tenemos que fijar
nuestra atención en el otro número, dos, y finalmente calculamos cuánto son uno
y dos ¿Lo has entendido?
Aunque alcancen el tamaño de las “tablets” que usamos hoy en
día, los ábacos son considerados los antepasados de las calculadoras. Los niños
de los países asiáticos que comienzan a usar los ábacos poseen una franja de
edad que se sitúa entre los cinco y los trece años. Pero, ¿por qué los
alumnos orientales son mucho más eficaces en las pruebas de matemáticas? En países como Japón los ábacos aun son un instrumento elemental a la
hora de aprender cálculos numéricos. Los ábacos potencian la creatividad, la
imaginación, la concentración, la memoria visual y de orientación espacial, así como las facultades sensoriales.
Además, la manipulación de los ábacos con las dos manos
produce en los niños que lo usan mayor coordinación y
estimulación de los dos hemisferios cerebrales,
aumentando así la capacidad de razonar de manera más lógica. En los países
occidentales, los adolescentes pasan de usar los cuadernillos “Rubio” a las
calculadoras, pero en la antigüedad, tanto jóvenes como adultos debían adquirir
velocidad de cálculo y conocimientos mucho más amplios para poder realizar
matemáticas cada vez más complejas. En resumen, usando un instrumento como el
ábaco podemos dedicar nuestra plena atención a la exactitud del cálculo sin
esperar una respuesta automatizada, y resolviendo el trabajo de la memoria a la
tablilla.
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